La máscara de Qatar 2022

Corrupción, lavado de dinero, irregularidades en las elecciones de sede y hasta consecuencias mortales para los obreros que construyeron los estadios. Estas son solo algunas cuestiones que esconde un Mundial lleno de polémica.

Álvaro Zaffaroni (Lic. en Periodismo, 2M1)

Uno de los flamantes estadios de Qatar

El Mundial de Qatar 2022 está cada vez más cerca. Con las selecciones ya clasificadas, los grupos sorteados y los horarios definidos al completo, la máxima competencia deportiva a nivel internacional parece estar lista para su comienzo el día 21 de noviembre.

Es sabido que esta Copa del Mundo cuenta con un gran número de peculiaridades que la diferencian del resto. Sin ir más lejos, es la primera en disputarse en los últimos meses del calendario anual, la única organizada por un país de Medio Oriente y posiblemente la última que cuente con tan solo 32 selecciones. Sin embargo, esta edición también cuenta con un trasfondo extrafutbolístico que no podemos pasar por alto.

La veloz construcción de los estadios en Qatar destapó las condiciones de explotación de los obreros

La organización fue controversial desde el primer día. El 2 de diciembre de 2010, Joseph Blatter, por entonces presidente de la FIFA, anunciaba que Qatar se quedaría con los derechos de organización del torneo, en lo que fue una decisión que sorprendió a gran parte del mundo del fútbol. Nunca antes se había anunciado una sede mundialista con tantos años de antelación. El país golfo se imponía en las elecciones a Estados Unidos, Japón y Australia, e inmediatamente surgieron cuestionamientos en relación al clima desértico y a los estadios, que no eran suficientes para la competencia. Además, el estado árabe proponía jugar la final en una ciudad que no existía hasta ese entonces.

La verdad detrás de las elecciones se conocería años más tarde, en lo que se recuerda como “Qatargate”. En 2013, a través de un reportaje de investigación realizado por la revista France Football, periodistas franceses detallaron las irregularidades cometidas por la FIFA en las elecciones. Dos años más tarde, el Ministerio Público de Suiza llevó a cabo una investigación judicial en la que se acusó a la Federación de lavado de dinero y compra de votos para beneficiar a la candidatura qatarí. Tiempo después, 16 de los 22 miembros del comité ejecutivo que concibieron los mundiales a Rusia y a Qatar fueron condenados, suspendidos e inhabilitados por corrupción. A pesar de ello, no hubo modificaciones y dichos países se mantuvieron como organizadores de las dos siguientes ediciones.

El suizo Joseph Blatter anunciaba en 2010 la sede Qatar para el Mundial

Luego del revuelo que se generó a principios de década, se comenzaron las obras para dejar a la región peninsular en condiciones óptimas para la disputa de la máxima gesta futbolística. No obstante, para sorpresa de pocos, esto también estuvo cargado de cierta polémica. Los estadios empezaron a ser construidos por inmigrantes provenientes de India, Pakistán y Nepal, entre otras naciones, y lo hicieron, según la Amnistía Internacional, en pésimas condiciones laborales, sufriendo abusos como explotación, amenazas y pagos atrasados o inexistentes. “Cuando le das trabajo a alguien, incluso en condiciones difíciles, le das dignidad y orgullo”, declaró Gianni Infantino, presidente de la FIFA.

Según una investigación realizada por The Guardian, cerca de siete mil trabajadores habrían perdido la vida en el proceso. Ante esto, el presidente del Comité de Organización del Mundial, Al-Khater, afirmó que “Los datos que ofrecen varios medios se utilizan para crear negatividad y responden a intereses personales”.

La selección de fútbol de Noruega se pronunció en contra de la organización a través de su cuenta de Twitter

Como respuesta a este contexto alarmante, las selecciones de Alemania, Noruega y Holanda levantaron la voz en contra de la organización del certamen. Más tarde, Dinamarca se sumó a la causa a través de un comunicado, pero esto no parece ser suficiente.

La selección de Alemania también protestó ante las violaciones a los derechos humanos durante la organización

A pesar de los escándalos y los delitos comprobados en relación con este acontecimiento internacional, cada vez son más las entradas vendidas y los pasajes comprados con destino Qatar. Una ciudad que, por supuesto, será anfitriona de una Copa Mundial “enmascarada”.

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